Para un niño su perro es como un hermano, juega con é, duerme con é, come con é, incluso en ocasiones en el mismo plato, loi besa en el hocico y en ocasiones niños han dado su vida para salvarlos. Esta estrecha convivencia propicia que puedan ser fuente de enfermedades transmitidas por ellos, de las que nos vamos a ocupar a continuación.
La hidatidosis, como cualquier infestación parasitaria, sigue un ciclo relativamente complejo (Wikipedia). En primer lugar, necesita de dos hospedadores, un hospedador definitivo, el que posee la tenia o gusano en estado adulto, y uno intermediario donde se desarrolla la tenia en estado de larva (quiste hidatídico). .
Es excepcional que se detecte una hidatidosis por un shock anafiláctico, aunque se puede relacionar a ciertas «alergias de etiología poco conocida» que se expresan en el análisis de sangre por un aumento de los leucocitos eosinófilos. Su incidencia es muy baja y por regla general los quistes hidatídicos cursan durante años asintomáticos y en muchas ocasiones son detectados por exploraciones rutinarias (chequeos) a modo de hallazgos radiológicos o ecográficos.
La hidátide o quiste observa un patrón de crecimiento «tumoral» lento, con años de evolución; crece aproximadamente 1 cm por año y puede alcanzar un diámetro de hasta 20 cm. Cuando se localiza en el hígado y obstruye las vías biliares provoca alteración de la enzimas hepáticas y aumento de la bilirrubina (ictericia), siendo en ocasiones necesaria la resección de una parte importante del hígado. En formas poco desarrolladas se detecta por ecografía de hipocondrio derecho.
Cuando se instala, los quistes pueden adquirir grandes tamaños e invadir parte de un hemitórax, provocando tos irritativa, hemoptisis, incluso tos y molestias de las vías respiratorias superiores, hasta la evacuación parcial de su contenido.
La hidatidosis encefálica se descarta en la actualidad con técnicas no invasivas ni agresivas como la resonancia magnética y la tomografía axial computarizada, dado que en su localización cerebral provoca convulsiones, alteraciones en los estados de conciencia y personalidad, dependiendo de la región afectada.
En los primeros estadios de la infestación, sea de humanos como de otros herbívoros, los quistes observan tamaños imposibles de ser detectados por técnicas radiológicas digitales, y para localizarlos se hace necesario recurrir a estudios de laboratorio: muestras analizadas al microscopio óptico, o estudios inmunitarios y serológicos específicos. Siempre cursa con eosinofilia.
Se puede diagnoticar en otras ocasiones por Resonancia magnética o TAC.
Como ya publicamos en páginas anteriores de esta web, los perros pueden albergar y contagiar el Helicobacter pylori, por ello vigilad las salivas, lavaros las manos si os lamen y que no coman en nuestros platos servidos y listos pata tomarlos nosotros.
Otros parásitols intestinales:
Tienen reproducción sexual, en la que el macho fecunda a la hembra, la cual disemina los huevos al ambiente. El ciclo normal ocurre sólo en el perro y gato, especialmente en cachorros de menos de cinco semanas, en los que ocurre la migración tráqueo-bronquial o ciclo de Loos. Este ciclo consiste en que las larvas infectantes (tipo L2) pasan desde el intestino a la circulación mesentérica, de ahí van al hígado y posteriormente al corazón derecho; una vez ahí migran hacia el pulmón y si son animales menores de cinco semanas atraviesan el epitelio pulmonar y llegan a los alvéolos, posteriormente a la tráquea y finalmente son deglutidos para alcanzar su estado adulto en el lumen intestinal. En el caso de los animales mayores de cinco semanas, no son capaces de pasar la membrana alveolar y se quedan en la circulación general, desde donde van hasta el tejido muscular y quedan en estado de latencia hasta que se den las condiciones propias para la infección.
Sólo afectan al hombre en el caso de que éste tenga contacto con las larvas en altas concentraciones, que en individuos inmunodeprimidos pueden causar diarreas leves e incluso pueden atravesar el epitelio intestinal y producir el síndorme larva-migrans visceral. En casos más graves pueden migrar hacia el ojo e incluso hacia el cerebro.
La toxocariosis se clasificaba clínicamente en dos síndromes «clasicos»: visceral y ocular. Gracias al conocimiento actualizado sobre la gran variabilidad de signos y síntomas, a mejores herramientas diagnósticas y a un entendimiento mayor de la respuesta inmune y los mecanismos de evasión de las larvas, se consideran también la toxocariasis común o encubierta y la neurotoxocariosis. (Hotez. 2009; Roldan et al., 2010; Maizels. 2013; Macpherson. 2013).
Los órganos considerados como los más vulnerables debido a que la mayor parte de las manifestaciones se evidencia en ellos, son: hígado, pulmones, ojos y SNC.
Larva migrans visceral (LMV):
– Niños de 4 años ± 3, con importantes antecedentes de riesgo: geofagia y convivencia con perros, particularmente cachorros.
– Anorexia, astenia e irritabilidad, fiebre (37.5-39ºC), linfadenopatías, artralgias. En años recientes, se ha reportado un número mayor de sujetos infectados adultos, por ingesta de carne contaminada (Yoshida et al., 2016).
A nivel de órganos y sistemas:
– Hígado: Granulomas eosinofílicos, células inflamatorias, importante eosinofilia periférica, hepatomegalia, hepatitis. (Mukund et al., 2013).
– Pulmones: neumonitis con infiltrados transitorios, tos, disnea, sibilancias, broncoespasmo, neumonía, nódulos, de acuerdo con la severidad de la infección. Varios autores consideran que puede ser un factor de importancia asociado al asma. (Akuthota et al, 2012; Moreira et al., 2014).
– Piel: urticaria crónica, prurito crónico, prúrigo crónico, eczema misceláneo, paniculitis, vasculitis. (Gavignet et al., 2008).
– Riñones: nefritis.
– Corazón: miocarditis, endocarditis. (Bolívar-Mejía et al., 2013; Lemaire et al., 2014).
– BH: eosinofilia periférica.
LMV encubierta – Niños | Toxocariasis común – Adultos |
– Fiebre – Trastornos de la conducta y sueño, letargo – Tos, sibilancias, broncoespasmo – Cefalea – Dolor abodminal náusea, vómito, anorexia – Hepatomegalia – Dolores musculares – Linfadenitis cervical – Neumonía, trastornos neurológicos, cardíacos. |
– Astenia |
Ancylostoma sp (3.4 y 4.4% en perros y gatos, respectivamente). (Wikipedia) es un género de nematodos del orden Strongylida cuyas especies producen enfermedades conocidas genéricamente como anquilostomiasis. Sus larvas penetran por la piel, migrando después a los pulmones, luego a la faringe y de ahí al intestino, donde anidan las formas adultas que eliminan los huevos en las heces. Estos huevos maduran en suelos cálidos y húmedos, dando lugar a la larva que penetra por la piel.
Su transmisión se ve favorecida por el hecho de no usar calzado y en países que carecen de sistema de alcantarillado o este es defectuoso.
La infección crónica producida por este parásito conduce a la anemia microcítica e hipocrómica.
Los protozoarios más frecuentes fueron Entamoeba sp, Isospora sp y Giardia Lamblia, bien conocidos por nosotros.(U Rev. investig. vet. Perú vol.29 no.4 Lima oct./dic. 2018, http://dx.doi.org/10.15381/rivep.v29i4.15348)
La infección por ‘Capnocytophaga canimorsus’ puede provocar la pérdida de extremidades; es un tipo de zoonosis. Es poco común pero hay que señalar que la ‘Capnocytophaga canimorsus’ es una de las principales bacterias patógenas humanas asociadas a la mordedura de perros. Puede causar septicemia, meningitis, endocarditis e infecciones oculares. Suele provocar malestar general, nauseas, dolor de espalda y fiebre alta
La infección por ‘Capnocytophaga canimorsus’ se produce generalmente en casos de mordeduras o lametones en heridas abiertas. Afecta de un modo grave a individuos inmunocomprometidos como ocurre en el caso de quienes tienen el bazo extirpado (asplenia).
El género pertenece a la familia Flavobacteriaceae, e incluye ocho especies: seis son parte de la microbiota oral humana (C. gingivalis, C. granulosa, C. haemolytica, C. leadbetteri, C. ochracea y C. sputigena) y dos corresponden a patógenos zoonóticos, parte de la flora oral de gatos y perros (C. canimorsus y C. cynodegmi).