Es curioso comprobar como la naturaleza parece indicarnos que un exceso de higiene no es bueno para la salud en general y para la de nuestros pequeños en particular.

Así se acaba de publicar en Pediatrics que los padres que limpian los chupetes de sus bebés con saliva, chupándolos, protegen a sus bebés del desarrollo de enfermedades alérgicas.

Los investigadores comprobaron que 65 lactantes cuyos padres chupaban sus chupetes antes de ofrecérselos, era más raro que padecieran a la edad de 18 meses asma, eczema y sensibilización a otros alérgenos potenciales, que los lactantes cuyos padres no chupaban los chupetes.

Cuando los investigadores tuvieron en cuenta el modo de parto y el nivel de educación de la madre, comprobaron que los padres de niños nacidos por vía vaginal eran más propensos a chupar los chupetes que los padres de los bebes nacidos por cesárea y que el efecto protector de chupar los padres el chupete, persistía hasta la edad de 18 meses.

Los niños nacidos por vía vaginal y expuestos a la microbiota oral, de la boca, tenían la prevalencia más baja de eczema, un 20 %, comparados con un 54% de los nacidos por cesárea no expuestos a la microbiota de la boca de los padres.

Así pues, la evidencia sugiere que chupando los padres el chupete de sus hijos, y estando expuestos a los fluidos corporales durante el parto vaginal, se influencia de una forma favorable la composición de la microbiota en el niño.

Sin duda alguna esta costumbre permite un contacto estrecho entre los padres y el niño, facilitando la transferencia bacteriana a una edad temprana, antes de que el niño empiece a usar cucharas.

Fuente: Pediatrics, 6 de mayo de 2013 (Pediatrics. Published online May 6, 2013., Bill Hesselmar, MD, associate professor of pediatric allergology at the University of Gothenburg in Sweden)