Prácticas de alimentación infantil temprana no predicen el desarrollo de la alergia alimentaria en niños, ni tampoco protegen contra ella, sugiere un estudio reciente. Sin embargo, la duración de la lactancia materna exclusiva y el calendario de introducción de los alimentos están asociados con otros resultados en lo que a la salud se refiere, incluyendo las tasas más bajas de infecciones de oídos, garganta, senos paranasales y otros hábitos alimenticios que pueden tener consecuencias en la salud a largo plazo.
El estudio en el que se basan estas afirmaciones se publicó el 2 de septiembre en un suplemento de la revista Pediatrics. El estudio longitudinal incluyó a mujeres entre 2005 y 2007 y se centró en las prácticas de alimentación infantil y dietas de las mujeres a partir de su tercer trimestre hasta los 12 meses después del parto.
Los datos de seguimiento de 6 años, recientemente publicados, se añaden a los conocimientos que ya se tenían, sobre los efectos a largo de la nutrición postnatal sobre la salud y enfermedad posteriores, según escribe Laurence M. Grummer-Strawn, PhD y colegas del Centro Nacional de Enfermedades Crónicas Prevención y Promoción de la Salud, en Atlanta, Georgia.
En el IFPS-II, los niños fueron seguidos casi mensualmente a partir del tercer trimestre del embarazo hasta la edad de 12 meses. Como parte del estudio Y6FU, los investigadores contactaron a las madres de estos niños 6 años después para obtener información sobre la dieta, la salud y desarrollo.
El amamantar no está vinculado al desarrollo de alergias alimentarias.
Para determinar en qué medida prácticas como la lactancia materna y el calendario de introducción de la alimentación complementaria influye en el desarrollo de alergias alimentarias, Stefano Luccioli, MD, de las Oficinas de Seguridad del Aditivo Alimenticio College Park, Maryland, y sus colegas analizaron las variables infantil y materna en la cohorte Y6FU. De 1.542 niños en la muestra total Y6FU, incluyeron 1.363 niños de los que tenían información completa en sus registros.
En total, 97 (6,3%) niños presentaron una alergia alimentaria diagnosticada por un médico. De ellos, 78 niños habían desarrollado una nueva alergia a los alimentos después de la edad de 1 año. Sin embargo, de los niños que habían sido llevados a un médico para una posible alergia a los alimentos, más de un tercio (37,2%) la habían superado.
Los autores encontraron que la educación materna superior, un mayor ingreso familiar, antecedentes familiares de alergia a los alimentos, y el eczema antes del primer año de vida, se asociaron significativamente con un mayor riesgo de alergia. Por el contrario, con lactancia materna exclusiva , el calendario de introducción de la alimentación complementaria no se asociaba a riesgo de alergia.
«Estos resultados apoyan otras observaciones que muestran la importancia relativa de los factores socioeconómicos y atópicos en alergias alimentarias en niños», escriben los autores.
Datos importantes
Además del estudio de alergia, otros hallazgos del estudio Y6FU citados en el suplemento del Pediatrics, incluyen:
– Una asociación entre una mayor duración de la lactancia materna e introducción posterior de otros alimentos o bebidas distintas de la leche materna, con menores tasas de infecciones de oído, nariz, garganta y senos paranasales
– Dos veces más probabilidad de desarrollar obesidad infantil a los 6 años, en los niños que consumieron bebidas azucaradas en su época de lactantes.
– Asociación entre el tiempo de duración de la lactancia materna con aumento del consumo de agua, frutas y verduras, con la disminución del consumo de zumo de frutas y bebidas azucaradas a la edad de 6 años. Como si la lactancia materna exclusiva protegiera del desarrollo del gusto hacia esos alimentos azucarados.
Diana Phillips – 02 de septiembre 2014
Pediatrics. 2014; 134: S1-S2, S21-S28