20/02/2022Omega-3, no todo es oro lo que reluce

Las dos grandes familias de ácidos grasos poli-insaturados  (omega-3 y omega-6 llamados así, por ser el carbono 6 o el 3 donde está o empiezan los dobles enlaces) deben ser aportados por la alimentación:

  • El ácido linoleico (de la familia omega-6) por sucesivas elongaciones y desaturaciones originará el ácido araquidónico
  • El ácido linolénico (de la familia omega-3) por sucesivas elongaciones y desaturaciones originará el ácido eicosapentaenoico y docosahexaenoico

Los ácidos grasos poliinsaturados están integrados en los fosfolípidos de las membranas.

La composición en ácidos grasos poliinsaturados de las membranas varía considerablemente según los órganos. En el corazón y en el hígado varía rápidamente según el aporte alimentario. En el tejido nervioso varía más lentamente (A. Grynberg, , Chpitre 9. Acides gras poly-insaturés. Traité de Nutrition arftificielle de l’ adulte. SFNEP).

Recientemente Medscape acaba de publicar unos comentarios del Profesor Christoph Diener de la  Universidad of Duisburg-Essen en Alemania sobre  un artículo interesante en JAMA, que relacionaba los resultados de un estudio aleatorio controlado con placebo con casi 20 000 pacientes que investigaban si los ácidos grasos insaturados omega-3 tienen un impacto en el riesgo de depresión (Hans-Christoph Diener, MD, PhD . Time to Cut Bait on Omega-3′ Neuroprotective Claims February 02, 2022, Medscape).

. Aunque los resultados de la prueba fueron negativos, aumentó su interés en el tema de los omega-3, que es algo que se menciona a menudo en la prensa convencional y otros medios de comunicación.

Sobre este tema realizó una búsqueda bibliográfica en Medline que enumeró 33,000 artículos sobre la suplementación con ácidos insaturados omega-3 en diferentes enfermedades. Para dar una idea, cita una breve lista de las condiciones para las cuales encontró estudios epidemiológicos que sugieren que los ácidos omega-3 pueden tener un beneficio sobre algunas situaciones patológicas, a saber: enfermedad cardiovascular, trastornos de lípidos, diabetes tipo 2, cáncer, tolerabilidad de la quimioterapia, Enfermedad de Alzheimer, depresión, insuficiencia cardíaca, prolapso de disco lumbar, dificultades de la menopausia y síndrome premenstrual, artritis reumatoide, periodontitis, retinopatía y enfermedad del hígado graso no alcohólico.

El interés por la investigación de los omega-3 comenzó después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se realizaron los primeros estudios epidemiológicos. Estos estudios mostraron que las comunidades inuit en Groenlandia y Alaska tenían una tasa sorprendentemente baja de enfermedades cardiovasculares a pesar de comer carne y cantidades considerables de pescado. La explicación dada fue que los ácidos grasos omega-3 contenidos en el pescado pueden reducir los lípidos y proporcionar un efecto cardioprotector.

Mi propia lectura, añadió el Prof. Christoph Diener  a través de la literatura sobre suplementos de omega-3 se concentró en enfermedades relevantes para los neurólogos. En cuanto a las enfermedades cardiovasculares, existe un metaanálisis de 86 estudios con aproximadamente 162.000 pacientes que comparan omega-3 con placebo. No se demostró ningún beneficio para la mortalidad general por infarto de miocardio, accidente cerebrovascular o ataque isquémico transitorio. La única tendencia fue la disminución de la mortalidad en personas con enfermedad coronaria.

Luego analizó estudios sobre tema de si los omega-3 pueden prevenir la demencia o la enfermedad de Alzheimer. Encontró tres estudios para la demencia y seis estudios para la enfermedad de Alzheimer entre 600 y 800 pacientes, que también fueron negativos.

Finalmente, revisó la literatura para la prevención y el tratamiento de la depresión y los trastornos de ansiedad. Encontró 31 estudios con más de 50 000 personas, nuevamente sin ningún beneficio para el omega-3.

Al menos, afirmó,  en nuestro campo de la neurología, no veo una indicación para recomendar o prescribir omega-3 a nuestra población de pacientes con accidente cerebrovascular, deterioro cognitivo, demencia, enfermedad de Alzheimer o depresión y ansiedad.

Creo que la lección científica que se debe aprender es que, aunque se vean asociaciones en estudios epidemiológicos a gran escala, esto no significa que haya una relación causal. Obviamente, estos estudios epidemiológicos están muy sesgados. Por ejemplo, si observamos las enfermedades cardiovasculares, es probable que las personas que toman ácidos grasos omega-3 pertenezcan a una población de mayores ingresos, tengan un estilo de vida más saludable y hagan ejercicio con más regularidad. Esto podría explicar los beneficios observados en estudios epidemiológicos, que no se han demostrado en ensayos aleatorizados controlados con placebo.

NOTA del DR TORMO

El Prof Christoph Diener ha prometido más revisiones sobre los efectos de los omega-3, mientras tanto disfrutad de los bocadillos de atún,  con aceitunas rellenas, si vuestro reflujo gastroesofágico, os lo permite.

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Especialista en enfermedades del aparato digestivo y patología nutricional Télf: 932 093 522  -  609 309 977 C/ Vía Augusta, 158, 4º - 08006 Barcelona ver en el mapa