El estreñimiento es un problema muy habitual en la infancia; en ocasiones hasta un 1 o 4% de los niños presentan incontinencia fecal, que se puede definir como la pérdida involuntaria de heces con forma, consistentes, pastosas o deshechas, en mayor o menor cantidad, ensuciando permanentemente o casi, la ropa interior del niño o niña que lo sufre; es más frecuente en niños. Esta incontinencia fecal o en inglés «soiling» , les produce en parte, por ser descubiertos debido al mal olor apercibido por sus amigos y compañeros, frustación en sus relaciones, angustia, ansiedad, depresión, exclusión en ocasiones y en otras es motivo de befa y escarnio.
Los padres también se sienten frustrados ante la imposibilidad de ayudar a su hijos, y en un 15% este problema, si no se soluciona correctamente, llega hasta la edad adulta.

Por regla general el estreñimiento como causa, es apercibido por los padres, pero en otras ocasiones acuden a la consulta, por lo que consideran diarrea crónica, siendo por el contrario el problema básico, completamente opuesto; la incontinencia fecal es el grado máximo de estreñimiento, al estar el canal anal continuamente lleno de materia fecal, lo que ha inducido una pérdida de la sensibilidad del mismo y de la apreciación de la necesidad defecatoria.

El tratamiento en ocasiones difícil y largo, deberá ir encaminado a laxar al niño, promoviendo un vaciamiento del canal anal, para que recupere la sensibilidad, incidiendo en la creación de hábitos defecatorios, en la dieta, en laxantes adecuados, huyendo de la aplicación de medicamentos por vía anal y descartando una lesión neurológica como una espina bífida, que podría ser, en raras ocasiones, la causa de la disminución de la sensibilidad del canal anal.

Fuente: JPGN, 51, 4, octubre 2012.