Los medicamentos denominados INHIBIDORES DE LA BOMBA DE PROTONES (IBP) (Omeprazol o similares) han mejorado en gran manera la evolución de muchos pacientes sufriendo reflujo gastroesofágico, infecciones por Helicobacter pylori, o en pacientes con hernia hiatal, vómitos, nauseas, sensación de fuego en el estómago, o tos a repetición por reflujo o incluso neumonías (en la literatura francesa al bronquio derecho se le denomina “la bronche poubelle” o bronquio basura, haciendo referencia a que a él acude todo lo que refluye del estómago), afonía, ulcus gástrico, duodenal, cólicos infantiles, sujetos sometidos medicaciones agresivas para el estómago..etc..
También, como sucede con otras medicaciones, su uso prolongado no está exento de peligro: No hay nada nocivo descrito en tratamientos de semanas o meses o incluso algunos años en niños o adolescentes; en pediatría puede estar asociado su uso en dosis altas a candidiasis bucal, disbacteriosis que puede cursar con diarreas solucionada fácilmente con adecuados probióticos o bajando la dosis de los inhibidores de la bomba de protones( IBP).
La problemática en adulos puede ser diferente con su uso prolongado desde 6 a 13 años en adelante.
Puede asociarse a problemas cardiacos, pérdida de calcio y a enfermedad renal crónica. Por ello cuando el uso se prevea prolongado, durante años, se debe recurrir a otras soluciones tales como:
- Cambios dietéticos y del estilo de vida; sobre todo la dieta puede ser crucial en la mejoría de esto enfermos. Hemos comprobado desde que realizamos estudios de pHmetría esofágica con estudio de reflujo acídico, alcalino y débilmente ácido (alcalino parcialmente neutralizado) que pacientes con síntomas clásicos de reflujo, sensación de fuego en el estómago, garganta….el reflujo no es acídico sino alcalino o debilmente ácido, por reflujo biliar asociado generalmente, ya que la bilis es fuertemente alcalina, alcalinidad que se verá aumentada y por ello perjudicada por el uso de los inhibidores de la bomba de potnones (IBP, omeprazolo similares). Es en estos casos la administración de estos IBP es ineficaz, se habrán de suprimir los IBP y la dieta será lo más recomendable.
- Combinar su tratamiento con otras medicaciones como inhibidores de los receptores H2 de histamina (Cimetidina, Ranitidina y similares).
- Tras estudio de pHmetría esofágica en 24 h con detección del reflujo acídico, alcalino y débilmente ácido, valorar según la puntuación obtenida (“score”) la conveniencia de realizar una operación anti-refujo, sencilla y rápida, por laparoscopia, que no deja ni cicatriz notable en el abdomen con menos de 24 h de clínica, que realizada por manos expertas puede solucionar definitivamente el problema.
En lo que se refiere a
EFECTOS ADVERSOS DE LOS IBP SOBRE EL RIÑÓN, resumo un artículo citado, por Medscape. A tener en cuenta que los enfermos que presentaron estas complicaciones, los recibían desde más de 6 años atrás.
“Los Inhibidores de la bomba de protones (IBP) se asocian con un mayor riesgo de enfermedad renal crónica (ERC), de acuerdo con dos análisis poblacionales publicados en línea 11 de enero in JAMA Internal Medicine. Los autores sugieren que estos fármacos ampliamente utilizados podrían ser en parte la causa del aumento de la prevalencia de enfermedad renal crónica (ERC) , lo que explica que haya aumentado más rápidamente de lo que se esperaba por la evolución de los factores de riesgo de ERC ya conocidos, tales como la diabetes mellitus y la hipertensión.
Puntualizan los autores: "….. nuestro estudio es observacional y no proporciona evidencia de causalidad. Sin embargo, una relación causal entre el uso de IBP y ERC podría tener un efecto sobre la salud pública considerable dada la extensión generalizada de su uso"
Los investigadores compararon las tasas de ERC incidente entre los pacientes que tomaban IBP y los que no tomaban IBP entre 10.482 sujetos en el Atherosclerosis Risk in Communities (ARIC). Los pacientes fueron seguidos durante una media de 13,9 años. Al inicio del estudio, 322 (3,1%) de los participantes ARIC estaban tomando IBP.
Los investigadores replicaron el enfoque utilizando datos de un segundo estudio, de 248,751 pacientes del Sistema de Salud Geisinger en Pennsylvania, que fueron seguidos durante una media de 6,2 años. Al inicio del estudio, 16.900 (6,8%) de los pacientes Geisinger tenía recetas para los IBP emitidas por sus ambulatorios.
Los investigadores excluyeron a los participantes en ambos estudios que tenían tasas de filtración glomerular básico estimado de por debajo de 60 mL / min por 1,73 m2 o faltaban datos para las tasas de filtración glomerular estimada. En ambos estudios, los usuarios de IBP eran más a menudo de raza blanca, obesos, y tomaban medicamentos antihipertensivos.
"En 10-años el riesgo estimado absoluto de la ERC entre los 322 usuarios de IBP basales fue de 11,8%, mientras que el riesgo estimado en los que no tomaban IBP fue de 8,5% (diferencia de riesgo absoluto, 3,3%)," escriben los autores.
Del mismo modo, en la cohorte de Geisinger Health System, hubo 1921 casos con ERC entre 16 900 usuarios PPI basales (20,1 por 1.000 personas-años) en comparación con los 28,226 casos incidentes entre 231,851 no usuarios de línea de base (18,3 por 1000 personas-año.
El riesgo absoluto de 10 años para ERC fue del 15,6% en los usuarios de la línea de base con IBP vs 13,9% si no tomaban IBP (diferencia de riesgo absoluto, 1,7%).
Los autores señalan que el riesgo parece estar ligado al uso de los IBP en sí mismo y no a otras causas; los antagonistas de los receptres H2 de histamina (Cimetidina, Ranitidina o similares ) no mostraron una asociación similar.
En un editorial acompañante, Adam Jacob Schoenfeld, MD, de la Universidad de California en San Francisco, y Deborah Grady, MD, MPH, de la Universidad de California en San Francisco, y el VA Medical Center, San Francisco, instan a los médicos a recomendar alternativas tales como antagonistas de los receptores H2 de la histamina o cambios de estilo de vida antes de la prescripción de IBP. Escriben: "Un gran número de pacientes están tomando los IBP sin motivo claro - a menudo los síntomas de dispepsia remotos o" ardor de estómago "que desde hace tiempo han desaparecido. En estos pacientes, los IBP deben ser suspendidos para determinar si con un tratamiento menos agresivo es suficiente".
Dr. Schoenfeld y el Dr. Grady también revisaron la evidencia que vincula los IBP a nefritis intersticial aguda, hipomagnesemia, la infección por Clostridium difficile, la neumonía adquirida en la comunidad, y las fracturas osteoporóticas. Señalan que la mayor parte de estos estudios, similares a este artículo por el Dr. Lázaro y colegas, eran observacionales en lugar de estudios aleatorios, pero sugieren que los efectos adversos han sido documentados por "múltiples estudios observacionales de alta calidad y el uso crónico de IBP probablemente es la causa”
JAMA Intern Med. Publicado en Internet el 11 de enero de 2016. Artículo abstract