En la consulta es muy frecuente observar niños o niñas, o lactantes, con edades por debajo de dos años con un evidente Surco de Harrison, que como sabemos es el surco que aparece en la parte inferior de la parrilla costal, debido a la contínua tracción del diafragma en cada incursión respiratoria sobre unas costillas osteomalácicas, “blandas” por escasa fijación de calcio por falta de vitamina D, o escaso aporte de vitamina D, que como sabemo es fundamental para la absorción del calcio por el intestino, transporte y su fijación al hueso. Es decir son niños que sufren un cierto grado de raquitismo, a pesar de pertenecer familias acomodadas y estar, en lo restante, bien nutridos. En la imagen se puede apreciar el Surco de Harrison en un bebé que fue lactado al pecho, sin recibir suplemento de vitamina D, por otra parte, bien nutrido.
En ediciones anteriores de esta página web hemos publicado estudios que demuestran la relación entre deficiencia de Vitamina D y la alergia alimentaria, arteriosclerosis del adulto, inmunidad, desarrollo pulmonar, aparición de trastornos alimentarios a la edad de 20 años a añadir a la deficiente formación de masa ósea y osteoporosis.
Sobre este tema publico este semana otro artículo citado por MedScape( Lara C. Pullen, PhD, September 29, 2015,
Dr Furman, Pediatrics. 2015;136:625-634.
Abstract) en el que se plantea como suplementar a la madre que lacta, para que la descendencia no sufra carencias de vitamina D, siendo, por ello, el bebé que recibe lactancia materna un bebé de riesgo. Hasta ahora se decía que el bebé lactado al pecho tenía cubiertas todas sus necesidades hasta los 5 meses de vida, en los que ya era necesario incorporar el hierro, o bien dar alimentos con hierro adecuados a su edad..papillas?, ; este artículo muestra lo importante que es dar vitamina D desde los primeros días de la vida ( y durante el resto de la vida), incluso si el bebé recibe lactancia materna..
“Complementando las madres con 6.400 UI de vitamina D hay suficiente vitamina D para satisfacer los requerimientos del lactante. Por lo tanto, la administración de suplementos de vitamina D a la madre puede representar una estrategia alternativa a la suplementación directa de un bebé.
Bruce W. Hollis, PhD, de la Universidad Médica de Carolina del Sur Hospital de Niños en Charleston, y sus colegas publicaron los resultados de su ensayo controlado aleatorio on lineSeptember 28 y en el número de octubre de la revista Pediatrics. El ensayo doble ciego exploró si la suplementación materna de vitamina D puede sustituir a la suplementación infantil.
El estudio incluyó tres programas de dosificación (400, 2400, o 6400 vitamina D3 / día) en mujeres en periodo de lactancia, y los niveles de vitamina D se midieron en sus bebés exclusivamente / totalmente en periodo de lactancia. La suplementación se continuó durante 6 meses. Se escogieron dos lugares de estudio en latitudes distintas incluyendo una amplia gama de diversidad racial / étnica.
La dosis de 6.400 UI / día significó una forma segura y significativa con respecto a las madres que recibieron 400 UI / día (p <0,001). También provocó niveles mas altos de 25 (OH) D a las observadas en los bebés que fueron amamantados por madres que no fueron suplementadas con vitamina D, pero que a su vez recibieron 400 UI de vitamina D por día.
Los investigadores señalan que en el momento en que se inició el estudio, el Instituto de Medicina estableció un límite máximo de 2.000 UI por día de vitamina D, una dosis que era mucho más baja que la dosis encontrada en este estudio para ser eficaz. La OIM también informó de que la toxicidad de vitamina D se asocia con hipercalciuria e hipercalcemia, así como riesgo de cálculos renales.
La leche materna es insuficiente
Aunque la toxicidad de vitamina D es bien conocida, todos los médicos están de acuerdo en que los bebés exclusivamente amamantados son casi universalmente deficientes de vitamina D a menos que reciban suplementos de vitamina D oral. Como consecuencia de ello, desde hace tiempo se ha reconocido que la leche materna proporciona una cantidad inadecuada de vitamina D para satisfacer las necesidades nutricionales de un bebé alimentado con leche materna exclusivamente y deja al bebé en mayor riesgo de raquitismo.
Por ello, la comunidad médica recomienda un suplemento de vitamina D a administrar a los niños en periodo de lactancia, que comienza tras los primeros días después del nacimiento. En concreto, la Academia Americana de Pediatría recomienda que los bebés reciban 400 UI de vitamina D al día por vía oral.
Sin embargo, la falta documentada de la vitamina D en la leche materna plantea la posibilidad de que se trate de madres que son deficientes, y que a su vez estarán pasando su deficiencia a la descendencia. Si esto es cierto, entonces la pregunta es: ¿Qué médicos deben prescribir la vitamina D a las madres? Una recomendación de suplementos de vitamina D a las madres, por ejemplo, ya no estaría incluida en las directrices de la Academia Americana de Pediatría .
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Otros estratagemas posibles incluyen mensajes de salud pública, además de juegos electrónicos para niños, así como rastrear registros médicos y de educación orientados a concienciar sobre este problema de bajos niveles de Vitamina D.