La consulta por vómitos, dolor o sensación de peso en epigastrio, "en la boca del estómago" como dicen los pacientes, es muy frecuente tanto en patología pediátrica como en la de adultos. Las causas son múltiples, entre ellas citemos las causas infecciosas, alérgicas, intolerancias, Helocbacter pylori, dieta inadecuada o desequlibrada, causas metabólicas, como la galactosemia o fructosema o bien por anomalías anatómicas como estenosios hipertrófica de píloro, membrana antral, incontinencia del mal llamado esfínter esofágico inferior, debido a hernia de hiato o refljujo gastroesofágico tipo enfermedad por reflujo con lesiones esofágicas, esofagitis o simple reflujo sin lesiones. En muchos casos el reflujo que padece el enfermo no es ácido sino alcalino.
Si el reflujo es alcalino, la solución radica más en una dieta y medidas anti-reflujo que en una medicación determinada. Se pueden dar protectores de mucosa como NEOBIANACID o ZIVEREL. Por esta razón en muchas ocasiones está recomendado la práctica del estudio de pH esofágico en 24 h con detección del reflujo acídido y alcalino.
En muchos casos el médico tratante o pediatra entre otras medidas recurre a la administración de IBP o inhibidores de la bomba de protones (omeprazol.,esomeprazol o similares), o a la administración de bloqueadores de los receptores H2 de histamina (BRH2H) como cimetidina, ranitidina, tagamet…Sobre el uso de estos medicamentos Medscape nos advierte de peligros potenciales más frecuentes a menor edad y mayor dosis.Afirma (Increased Fracture Risk in Kids Given Early Acid-Suppression Therapy, By Will Boggs MD, June 11, 2019. https://bit.ly/2WjyIpz. Pediatrics 2019. Reuters Health Information © 2019) que la terapia de supresión de ácido en las primeras etapas de la vida se asocia con un mayor riesgo de fractura en la infancia, según un estudio retrospectivo. El uso de IBP y de bloqueadores de los receptores H2 de histamina, se ha cuadriplucidado en la última década; sugieren que los sanitarios deben ser mucho más juiciosos al recetar estos medicamentos, IBPo BRH2H a niños muy pequeños. (Dra. Elizabeth Hisle-Gorman, de la Universidad de Ciencias de la Salud de los Servicios Uniformados, en Bethesda, Maryland ).
Aunque la medicación de supresión de ácido es necesaria en bebés con enfermedad por reflujo gastroesofágico (GERD), estos medicamentos también se usan a menudo para tratar el reflujo y el llanto de los recién nacidos a veces con poco fundamento. El equipo del Dr. Hisle-Gorman utilizó datos de más de 850,000 bebés que recibieron atención continua en el Sistema de Salud Militar durante al menos los primeros dos años de vida.
El once por ciento de estos bebés iniciaron la terapia de supresión de ácido en el primer año de vida: el 9% de ellos recibió un IBP, el 73% un BRH2H y el 18% recibió ambos.
En comparación con los controles sin prescripción de terapia de supresión de ácido antes de los 5 años, la iniciación del IBP entre los 0 y los 6 meses de vida se asoció con un aumento del riesgo de fractura del 23%, un aumento del 21% entre los 6 y los 12 meses y ningún aumento significativo entre los 12 y los 24 meses.
El riesgo de fractura entre los niños a los que se les prescribió un BRH2H no aumentó dependiendo de cuándo se inició la medicación, mientras que el riesgo de fractura fue significativamente mayor en los niños a los que se les prescribieron ambas clases de medicación.
NOTA DEL DR TORMO: antes de administrar los IBP o los BRH2H, se han descartar las otras causas citadas de vómitos. Si se administran los inhibidores de la secreción ácida (IBP o BRH2H) administrarlos poco tiempo, y asegurarse antes de que el paciente sufre un reflujo ácido y no un reflujo alcalino, ya que tanto los IBP como los (BRH2H) no harían más que empeorar el cuadro.
En caso de duda sobre el tipo de reflujo y conocimiento de las lesiones, existencia o no de lago biliar, es conveniente en ocasiones la práctica de endoscopia alta y la pH metria esofágica en 24h, que diferenciará el reflujo acídio del alcalino o neutro (acídico en parte neutralizado).