III. 1. 6.- HIPERMOTILIDAD Y LECTINAS
Desde 1880 se sabe que los extractos de ciertas plantas pueden aglutinar hematíes. En 1940 se descubrieron las aglutininas (65) que podían seleccionar tipos de células basadas en sus actividades de grupo sanguíneo. Aunque originalmente el término lectina fue acuñado para definir las aglutininas que podían discriminar entre tipos de hematíes (66), actualmente el término se usa de una forma más general e incluye proteínas de muchos orígenes que captan azúcares sin tener en cuenta si pueden aglutinar células. Se han hallado lectinas en plantas, virus, microorganismos y animales, pero a pesar de su ubicuidad, su función en la naturaleza no está del todo clara (67, 68) . Aunque las lectinas comparten la propiedad común de unirse a determinadas estructuras hidrocarbonadas, su papel en diferentes organismos no parece ser el mismo (69, 70).
Las podríamos definir como substancias proteicas o glicoproteicas de origen vegetal dificilmente degradables (71, 72, 73), que se unen a la mitad hidrocarbonada en las paredes celulares o membranas, modificando los procesos fisiológicos de la membrana (74, 75) causando aglutinación, mitosis u otros cambios bioquímicos de la célula.
Entre los efectos en el sistema digestivo que pueden ocasionar, se halla la hipermotilidad intestinal con diarrea (76), que debido a la falta de pruebas diagnósticas, en muchas ocasiones, puede ser difícil demostrar la causa
Se han administrado por vía oral lectinas a animales de experimentación y se ha observado que interaccionan con la mucosa del tracto gastrointestinal produciendo sintomas agudos, desarrollo deficiente e incluso la muerte. Si se administran parenteralmente pueden alterar la resistencia a infecciones o a la agresión por tumores. También bajo ciertas circunstancias pueden ser altamente alergénicas. Se ha demostrado por pruebas in vivo e In vitro que lectinas de las judías pueden producir daño celular intestinal; a este respecto la sacarasa o invertasa es inhibida fuertemente por la lectina de las judías así como la absorción de vitamina B. Su toxicidad puede estar probablemente vinculada a la resistencia a la digestión gástrica e intestinal, y a la capacidad de unirse a las células de la pared intestinal, causando lesiones e interfiriendo con la absorción de nutrientes. Esas mismas lesiones pueden aumentar la permeabilidad intestinal y así ganar la circulación general, e inducir más alteraciones de la función intestinal, tipo colitis , enfermedad de Crohn, sprue celiaco y el cada vez más arrinconado síndrome del intestino irritable. Alcanzando la circulación general, también pueden unirse a la superficie de las células de las membranas de arterias, vasos, órganos y glándulas tales como el tiroides, páncreas, riñónes, suprarrenales, tanto en animales susceptibles como en humanos. Esta unión puede iniciar reacciones antígeno- anticuerpo que pueden conducir a enfermedades autoinmunes y enfermedades degenerativas.
Lectinas diferentes han sido implicadas en diferentes enfermedades; así las lectinas de los productos lácteos se han implicado en el inicio de la diabetes juvenil tipo I; las del trigo en la nefropatía juvenil
Al lesionar la pared intestinal pueden facilitar a otras proteínas no lectinas el acceso a la circulación general, provocando reacciones alérgicas e incluso anafilaxia.
La IgA Secretora y otros fatores inmunes, en suficiente cantidad pueden proteger del efecto tóxico de ciertas lectinas. Por el contrario la exposición a ciertas bacterias o virus, o la administración de anti-inflamatorios no esteroideos, al aumentar la permeabilidad intestinal, pueden facilitar el paso de las lectinas a la circulación general.
Las lectinas se pueden hallar en los alimentos siguientes (77)
- plátano, con efectos patológicos a través de IgG4. También la lectina del plátano estimula la proliferación de células T
- cebada
- castaña; asociada con la alergia al latex y al avocado; los enfermos pueden compartir una reactividad cruzada con este grupo.
- garbanzo
- maiz
- guisante,
- trigo (78)
- ajo,
- alcahofa,
- cacahuete,
- Calabaza,
- caracol,
- cebolla,
- centeno,
- girasol, ,
- judía,
- lenteja,
- patata,
- puerro,
- tomate
- también en leche y productos lácteos, así como en la carne de pollo.
Las lectinas de algunas frutas pueden estar involucradas en la unión con bacterias y con algunas propiedades laxantes (79, 80)
El tratamiento con calor durante un tiempo prolongado puede desnaturalizar algunos de estos grupos lectina.
En muchas diarreas consideradas inespecíficas deberá tenerse en cuenta la probable acción de las lectinas.