Muchos pacientes que han sufrido una infección por Helicobacter pylori o que presentan una sintomatología molesta de reflujo gastroesofágico, dolor abdominal, nauseas, vómitos, falta de apetito, anorexia más o menos intensa, con reflujo de comida o ácidos a la boca o garganta, o bien con dolor en el pecho o opresión no de naturaleza cardiaca, o tos crónica o afonía, se sienten mucho mejor si toman inhibidores de la bomba de protones (PPI, o IBP) como omperazol o similares, sin haber descartado otros diagnósticos, como alergias alimentarias, o intolerancias, o infestación por anisakis, o dietas incorrectas y además sin seguir ninguna dieta especial ni otros tratamientos, que podrían ayudarles a disminuir o suprimir las dosis de los inhibidores de la bomba de protones.
Ya hemos hablado en otros paginas anteriores de esta web de los peligros varios de la administración crónica de los inhibidores de la bomba de protones, hoy volvemos a la caga con otras peligrosas complicaciones del uso indiscriminado y aislado de estos medicamentos.
El riesgo de cáncer gástrico se duplica con el uso de IBP a largo plazo
El uso de un inhibidor de la bomba de protones (IBP, PPI) después de la erradicación de Helicobacter pylori (
Gut. Published online October 31, 2017.
Abstract,
Follow Medscape Oncology on Twitter: @MedscapeOnc. MedScape, Megan Brooks) incrementa más del doble el riesgo de cáncer gástrico, según un estudio basado en la población de Hong Kong.
El uso de inhibidores de la bomba de protones ( IBP ) tales como el Omeprazol o similares incrementa el riesgo de sufrir cáncer gástrico, lo que sugiere la necesidad de "precaución al recetar IBP a largo plazo a estos pacientes, incluso después de la erradicación con éxito del H. pylori", escriben Wai Keung Leung, MBChB, MD, del Queen Mary Hospital, Hong Kong, y colegas.
El estudio aparece en la edición en línea del 31 de octubre de Gut.
Los investigadores señalan, sin embargo, que este fue un estudio observacional, el cual no puede probar causa y efecto.
Se ha demostrado que la erradicación del H pylori reduce el riesgo de cáncer gástrico en un 33% a 47%, pero muchos pacientes desarrollan cáncer gástrico incluso después de la erradicación del H pylori. La terapia de IBP,"aunque generalmente se considera segura", está asociada con el empeoramiento de la atrofia gástrica, particularmente en pacientes infectados con H pylori, señalan los investigadores. Un meta-análisis reciente encontró un 43% de aumento en el riesgo de cáncer gástrico entre los usuarios de IBP a largo plazo, pero no fue capaz de ajustarse para H pylori, el principal factor de confusión.
Utilizando una base de datos de salud en todo el territorio de Hong Kong, el Dr. Leung y sus colegas compararon el riesgo de cáncer gástrico en los usuarios de IBP y los usuarios de antagonistas de receptores de histamina-2 (H2RA) tales como cimetidina o similares, entre 63,397 adultos tratados con éxito con un curso de 7 días de terapia triple para erradicar el H pylori entre 2003 y 2012.
"Los IBPs son mucho más potentes que el ARH2 n(cimetidina, ranitidina) en términos de supresión del ácido gástrico, y estudios previos no revelaron ninguna asociación entre el desarrollo del cáncer gástrico y el ARH2. Por lo tanto, H2RA fue seleccionada como una exposición de control negativa en nuestro estudio", explican los investigadores.
Durante un seguimiento medio de 7,6 años, 153 (0,24%) de las personas desarrollaron cáncer gástrico después de la terapia de erradicación de H pylori, principalmente en regiones que no sufrían esta enfermedad (62%). Ninguno de los pacientes con cáncer gástrico dio positivo para H pylori en el diagnóstico, pero todos tenían gastritis de larga evolución. La edad media en el diagnóstico de cáncer fue de 71.4 años, y el tiempo medio desde la erradicación de H pylori hasta el cáncer gástrico fue de 4.9 años.
Después del ajuste de la puntuación de propensión, las personas que tomaron IBP al menos semanalmente tuvieron un riesgo dos veces mayor de desarrollar cáncer gástrico (cociente de riesgos[HR], 2,44; intervalo de confianza (IC) del 95%: 1,42 a 4,20).
Los usuarios de ARH2 no tuvieron un mayor riesgo (CRH, 0,72; IC del 95%: 0,48 a 1,07), lo que "respalda aún más el papel específico de los IBP en el desarrollo del cáncer gástrico", señalan los investigadores.
Los resultados siguieron siendo significativos en varios análisis de sensibilidad.
En lo que se refiere a posibles fallos del estudio, los investigadores carecían de información sobre algunos factores de riesgo, como la dieta, los antecedentes familiares y el estado socioeconómico. Y a pesar de la gran muestra de más de 63.000 pacientes infectados con Helicobacter pílori, el pequeño número de casos de cáncer gástrico no permitió ninguna "evaluación significativa del efecto de la dosis y el papel de los diferentes IBP", señalan los investigadores.
El equipo también señala que los usuarios de IBP pueden tener mayores probabilidades de someterse a una endoscopia que los no usuarios de IBP, lo que lleva al descubrimiento de más cánceres gástricos debido al sesgo de vigilancia.
A pesar de estas limitaciones, el Dr. Leung y sus colegas escriben que, a su entender, "éste es el primer estudio que demuestra que el uso a largo plazo de los IBP”, incluso después de la terapia de erradicación de H. pylori, sigue asociado con un mayor riesgo de cáncer gástrico, lo que podría estar inducido por la profunda supresión de la secreción de ácido que empeora la gastritis atrófica, especialmente en los que la sufren por la inflamación crónica del estómago que produce la infección por Helicobacter durante mucho tiempo.
NOTA DEL DR TORMO: por ello os aconsejo antes de someter al enfermo a la administración durante meses de inhibidores de la bomba de protones ( IBP ) tales como el Omeprazol o similares, realiceis estudios que permitan otras soluciones no agresivas como estudios de alergias, reflujos, anomalías anatómicas, estudios de reflujo por pH metría acídica y alcalina…y ensayeis dietas adecuadas al reflujo gastroesofágico.
Otra opción sería, además de la dieta adecuada según los estudios citados, pasar a administrar inhibidores de la secreción ácida, menos potentes, como los citados antagonistas de receptores de histamina-2 (H2RA, cimetidina, ranitidina o similares) no asociados, como se ha visto en el artículo previo, a aumento de la incidencia de cáncer gástrico.