Una de las consultas más frecuentes es la de pacientes que creen tienen alergias o intolerancias a alimentos, porque “tras tomar el alimento se sienten mal¨. Así un niño o adulto que tras ingerir un alimento inmediatamente expulsa una deposición diarreica, no significa que ese alimento le haya sentado mal.
Esta inmediatez de aparición de síntomas molestos tras la toma de un alimento no indica, generalmente, que el alimento ingerido sea el responsable; esta inmediatez en la defecaión puede deberse a que al comer segregamos una hormona, la neurotensina, que hace mover la parte final del intestino grueso, expulsando lo que ya estaba en el recto o cercanías del canal anal; este mal llamado reflejo gastrocólico, no es un reflejo sino una acción hormonal, que también sucedía y sucede a muchos fumadores, a los que el cigarrillo inducía o induce la liberación de neurotensina, como consecuencia, la motilidad de sigma y recto y con ello las ganas de defecar inmediatas.
Aun hay consecuencias a más largo plazo de lo que ingerimos, como lo que sucede con ciertas substancias químicas de los envases con los que se nos presentan los alimentos que consumimos. Con referencia a este tema es interesante leer el artículo de Medccape, del que os transcribo un breve resumen.
(All the Fast Food You Love Contains Hormone-Disrupting Chemicals, Study Finds, By
Ed Cara, october 2021). Cheeseburgers and chicken burritos had especially high levels of phthalates and similar substances.
Sustancias químicas tales como los ftalatos pueden alterar algunas hormonas, sustancias que pueden hallarse en muchas marcas de comida rápida como cheese burgers o los burritos de pollo. Los autores del estudio encontraron varios ftalatos diferentes, así como otros productos químicos destinados a reemplazar los ftalatos, en una variedad de productos de comida rápida para llevar, que incluyen papas fritas, burritos y hamburguesas con queso. Aunque todavía se está estudiando el impacto en la salud de estos químicos, los autores argumentan que se debe hacer más de lo que se hace actualmente, para mantenerlos fuera de nuestros alimentos.
Los ftalatos son un tipo de plastificante ampliamente utilizado, que se utiliza para dar flexibilidad al plástico y otras sustancias. También son un tipo de sustancia química alteradora del sistema endocrino (EDC), que imitan o interfieren con las hormonas que producimos naturalmente, como la testosterona y el estrógeno. Los estudios en animales y humanos han indicado que una mayor exposición a los EDC, incluidos los ftalatos, puede tener un efecto negativo en el desarrollo de los niños y aumentar el riesgo de problemas de salud como asma, obesidad y problemas posteriores de fertilidad, aunque el alcance exacto de estas asociaciones no está claro.
Los plásticos son omnipresentes en nuestras vidas, al igual que los productos químicos que se utilizan en ellos, como los ftalatos. Pero investigadores de la Escuela de Salud Pública del Instituto Milken de la Universidad George Washington han descubierto en los últimos años que las comidas rápidas pueden ser una fuente de exposición particularmente rica. Un estudio suyo en 2018 analizó las muestras de orina de los estadounidenses que participaron en una encuesta representativa a nivel nacional y descubrió que aquellos que informaron haber comido en restaurantes de comida rápida recientemente tenían más probabilidades de tener niveles más altos de ftalatos que aquellos que comían en casa con más frecuencia.
CONCLUSION: a cocinar y comer más comidas naturales no procesadas